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Entre bagres y bacalaos...


-"Solian llevar bacalao, desde Alaska todo el camino hasta China.

Los metían en estos tanques dentro del barco.

Para el momento en que el bacalao llegaba a China, la carne estaba blanda y sin sabor.

Asi que a una persona se le ocurrio la idea de que, si pones bacalaos en estos grandes tanques, tienes que poner algunos bagres con ellos.

Así el bagre mantendría al bacalao ágil...

Hay aquellas personas que son "bagres" en la vida, y te mantiene alerta... te hacen cuestionarte, te hacen pensar, te mantienen fresco...

Yo doy gracias a Dios por los bagres, porque caeríamos apagados, tontos y aburridos si no tuviéramos alguien allí, manteniéndonos vivos..."-

Con esta breve, rebuscada, pero acertada intervención, termina “Catfish”. Un documental estadounidense (bastante interesante por cierto) que vimos hace 5 años por mera casualidad, cuando lo estrenaron en 2010, y que dejó una inesperada nota escrita en nuestros sesos tan memorable que aún hoy moldea parte de nuestro abstracto razonamiento. Digamos que la palabra que buscamos podría ser… epifanía.

El documental muestra la historia de Yaniv, un fotógrafo que vive en Nueva York, quien un día recibe un bonito cuadro que reproducía una de sus fotografías. La pintura fue hecha por Abby, una niña de ocho años de Michigan (bastante lejos de Nueva York). Yaniv entusiasmado compra alguna de las pinturas de Abby y ambos entablan una amistad a la distancia, a través de cartas y llamadas telefónicas. Con el pasar del tiempo, Yaniv va conociendo al resto de los miembros de la familia, con quienes se comunica por internet ocasionalmente: la madre de Abby, Angela; el esposo de Angela, Vince; y la hermana mayor de Abby, Megan, con quien sorpresivamente inicia una relación sentimental a través de Facebook. La joven es una veterinaria que se dedica a la danza y a componer canciones. Ella le envía algunas de sus canciones a Yaniv para que las escuche, pero el descubre que no fueron interpretadas por ella, sino que las sustrajo de YouTube. Yaniv comienza a investigar y su hermano lo convence para que viaje a Michigan a una visita sorpresa a la familia de Megan, para obtener algunas respuestas. Al llegar a la casa de Angela, en una zona bastante rural, descubren que su apariencia no coincide con las fotografías que ella había publicado en Internet. Luego conversan con Abby, pero al tratar de hablar sobre sus pinturas la niña no sabe qué decir. Yaniv además descubre que Vince y Angela tiene otros dos hijos, que sufren graves discapacidades físicas y mentales, y que la familia vive relativamente en pobreza.

Posteriormente, Yaniv le dice a Angela que deben tener una conversación seria sobre lo que está ocurriendo. En aquel momento, Angela rompe en llanto y admite que inventó todo. La confundida mujer le explica que creó perfiles falsos en Facebook, utilizó fotografías de otras personas y, que si bien tiene una hija llamada Megan, hace tiempo que la familia no tiene contacto con ella. Le dice además que las pinturas que envió no eran de Abby, sino que las hizo ella misma, y que se hizo pasar por Megan en las conversaciones telefónicas que tuvo con él.

Angela le confiesa que hizo todo esto con la esperanza de conseguir un escape de su propia vida. Que los personajes que creó representaban fragmentos de su hundida personalidad y reflejaban lo que ella creía que habría sido su vida en el caso de haber tomado otras decisiones. Su marido Vince tampoco sabe de todo esto. Pero el solo hecho de que Yaniv estuviera allí, contestando sus mensajes, aunque fuera todo una mentira, de algún modo la conservaba de pie, aferrada a algo que la mantenia con vida. En una de las últimas escenas del filme, Vince, esposo de Angela, cuenta esa peculiar historia que hace referencia al título del documental, "catfish" ("bagre", en inglés), en la que un pez que se concluye molesto e inútil es utilizado para mantener y elevar el valor de otro pez durante una transacción comercial, y como esta humilde referencia guarda una estrecha y vital relación con nuestra palpitante existencia.

En aquella época cuando los comerciantes llevaban bacalao a través de largas distancias, los colocaban en tanques dentro de sus enormes barcos. Durante el largo y tranquilo viaje estos perdían su fuerza, tono muscular, y sabor. Finalmente algunos incluso morían. Para solventar este problema alguien sugirió la extraña idea de colocar bagres dentro de los tanques. Un pez con un valor inexistente, que nadaba por el estanque simplemente ocupando el lugar del bacalao, robando la comida, estorbando por todos lados y generando un inusual caos alrededor. Lo mágico de todo esto es que el bacalao era obligado por su intruso a mantenerse en movimiento, ser más rápido para comer, aletear más fuerte para mantener su espacio… y en consecuencia, fuera de su zona de confort, esto le mantenía constantemente vivo y aumentaba su valor.

Esta última escena del documental es genial, y nos dejó tema de conversación para muchos años. Lo hablamos ocasionalmente basados en cosas que vemos, o aparece en conversaciones motivado a cosas que experimentamos. Lo discutimos tanto, y se lo contamos a tanta gente, que se convirtió en parte de nuestra filosofía de vida. Estamos aquí… en este inmenso tanque… entre bagres y bacalaos.

Seas quien seas, hagas lo que hagas, ninguno de nosotros esta exento de serlo. Pasamos nuestras vidas rodeado de personas, que con sus experiencias y contacto, poco a poco van moldeando lo que somos y lo que hacemos. Entre este montón de gente encontrarás algunas que sencillamente se volverán el motivo de muchas cosas en tu vida; así como también descubrirás que para otras, tu eres ese motivo. Ninguno de los dos es más importante, ni el bagre, ni el bacalao; son simplemente dos lados de un todo que separados no son mucho, pero juntos cobran sentido. Y lo gracioso del asunto, y el dilema a comprender… es que no somos ni uno ni otro… sino ambos simultáneamente.

Todos hemos sido bacalaos (el pez que muere sin actividad); es más, nacimos bacalaos. Venimos al mundo en medio de un maravilloso escándalo (al que por suerte nosotros dos vinimos juntos) y desde el momento en que cogemos el dedo índice de mamá o papá hemos hecho la adquisición más preciada de nuestras vidas como bacalaos: nuestros primeros bagres (y los más importantes). A partir de allí empieza la odisea de crecer, o vivir (aún no sabemos qué es más importante). Tus bagres estarán allí para hacerte caminar, hablar, cagar en el sitio correcto, hacer amigos, atarte los cordones, superar tus miedos, llenarte de valores, hacerte feliz, hacerte independiente y... en consecuencia, hacerte valioso.

Luego conoces más bagres en tu vida, tus hermanos que te sacaban la mierda pero te hicieron fuerte y siempre estaban allí para ti, ese primo de mierda que te hacia reír pero se comía tu comida lo que te llevó a inventar la forma mas ingeniosa para esconder helado en el refrigerador, ese amigo que te pateo el culo hasta que te pusiste a hacer ejercicios para poder vencerlo, esa profesora que disfrutaba haciéndote sentir un imbécil pero que te enseño que los límites de tu mente te los ponías tú, ese amigo con el que ir de paseo era volver hecho verga de tanta diversión y de seguro te puso a hablar con chicas aunque sudaras como cerdo, ese tio que siempre tenía buenos consejos aunque irónicamente su vida era un puto desastre y un millón de personaje más que a lo largo de tu vida van regalandote experiencias que te moldean poco a poco... hasta que llega ese amigo que te presenta al segundo bagre más importante tu vida... y así de repente ¡¡puf!! te enamoras...

Luego, pasas el resto de tu vida viviendo por y para esa persona. Te bañas más seguido (cuando te toca), intentas vestirte un poco mejor (no todos logramos esto), te esfuerzas por ser cada día mejor, dejas de tirarte pedos mientras ves tele en el salón y rascarte los huevos en público, aprendes a cocinar y a escoger vinos. Luego empiezas a admirar los defectos que le hacen única/o y de repente comienzas a tolerar cosas que antes ni aguantabas, ahora te ves haciendo cosas que jamás pensaste hacer, planeas tu futuro (a su lado), mientras trabajas más para conseguir ese futuro (y gastas más jaja), incluso te lees la revista Maxim para aprender inútilmente nuevos movimientos que le sorprendan en la cama... hasta que un día tienes hijos...

Cuando este momento te llega comienzas a ver las cosas de un modo diferente y te das cuenta que a lo largo de tu vida todo fué en realidad lo contrario. ¡Tú no eras un bacalao, eras un bagre!. Bagre de tus padres que se hicieron superhéroes para cuidarte, que cambiaron horas de sueño (y sexo) para ser mejores por ti, que trabajaron más para dártelo todo, que hicieron más ejercicio para poder cargarte y jugar, que aprendieron millones de cosas nuevas para poder enseñártelas a ti, que ejercitaron la paciencia y también la perdieron, que celebraron y se regocijaron (algunos hasta se emborracharon) celebrando un logro tuyo porque se sentían tan orgullosos, y entiendes que si no fuera por ti, entonces ellos no hubieran vivido tanto. Que fuiste tú la razón por la que se levantaban cada mañana a pintar el mundo de colores y ponerse una sonrisa en la cara, aunque a veces fuera fingida. Y ahora te toca vivirlo.

También fuiste bagre de tus hermanos que te ladillaban pero no podían estar sin ti porque tú les hacías fuerte. Bagre de tus amigos que te empujaban a ser mejor para que tú los empujaras luego pues creian en ti. Bagre de aquel chico del semáforo al que le diste una par de monedas pues ese día simplemente las necesitaba y luego consiguió un trabajo. Bagre de la señora en el ascensor a la que saludaste con una sonrisa y le cambiaste el día porque había salido amargada de casa y tú la obligaste a sonreír de nuevo. Bagre de esa persona que te entrego el resto de su vida a cambio de que te quedaras... y por supuesto bagres de tus hijos, que fingen ser bacalaos con su cara de “inocentes” sin saber que son ellos los bagres más bagres del mundo, pues representan el hermoso caos que ahora nos terminará de hacer grandes hasta la muerte. Tanto así que te hacen ser un bacalao aunque creas que eres un bagre. Jajaja… todo un lio…

Si te pones a pensar (y te propongo que lo hagas) en todo este follón de ser alguno de los dos pescados estos, es divertido ver que no sirve de nada ser solo uno de ellos. Que lo más valientes y fuertes pueden llegar a casa y hundirse en un abrazo acogedor, o que el más calladito y débil saque huevos de donde no los tenía y cambie una parte del planeta. Es increíble lo que una persona puede hacer en tu vida, y más aún lo que tú puedes hacer en la vida de alguien más. Debes saber que afectas de uno u otro modo a las personas que te rodean y que constantemente también eres afectado por ellos. Incluso el detalle más pequeño puede generar, mantener y avivar este hermoso caos que llamamos vida.

Seguro que ahora estás pensando en esos bagres que tienes en tu vida, y ni puedes imaginar los que conocerás más adelante, jamás cierres tus puertas a la aventura de conocer gente. Deberías estar agradecido por ellos, quizás les debas mucho de lo que eres ahora, y de lo que serás. Estas personas te mantienen ágil, fuerte, listo, y brillante. Dales un abrazo la próxima vez que los veas sacarte de tu zona de confort y dales el placer de verte ser mejor cada día. Esto los hará felices. También debes estar pensando en esos bacalaos que tienes por allí jeje... se responsable con este poder mágico de ser bagre de alguien, a veces será difícil, otras veces solo será temporal, pero dales lo mejor que tienes pues sus fuerzas vienen de ti y con solo un detalle puedes fortalecer la vida de personas que ni te imaginas. A veces no lo sabes, pero podrías estar influenciando tanto en alguien que su próximo movimiento podría ser el tuyo. Procura dar el correcto. Recuerda que se trata de hacer que los demás se sientan vivos y valiosos. Así que si tienes el honor de ser el bagre de alguien, jamás dejes de ser una inspiración y no lastimes con tu ausencia... alguien podría perder sus esperanzas y sus sueños al perderte a ti.

Ahora ¡anda! ve y haz sentir vivo a alguien ahora mismo… haz esa llamada que tienes pendiente, toca esa puerta que siempre espera por ti, escribe esa carta, regala ese chocolate, da ese abrazo, cocina ese plato especial para alguien, invita ese cafecito en la tarde, di esas palabras de aliento, da tu hombro, da ese beso que tienes atorado, inicia esa conversación, regala un dibujo, guiña un ojo... ¡haz algo!... tu ya sabes bien a quien...

PD: Una vez lo hagas, te darás cuenta que mientras más valioso hagas sentir a alguien... la experiencia te hará más valioso a ti también...

Bienvenidos al estanque…


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